DOMINGO 23º DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
II Clase -
Ornamentos verdes
El tiempo después de Pentecostés es imagen de la larga peregrinación que Cuando los caldeos hubieron deportado los judíos a Babilonia, recorrió JEREMÍAS las ruinas de Jerusalén, pronunciando sus Lamentaciones y diciendo: “Mira, Señor, que ha caído postrada en la desolación la ciudad antes nadando en riquezas, que está asentada en la tristeza la señora de las Naciones. Llorando está día y noche, y sus lágrimas surcan sus mejillas” (Resp. 2º, Dom. 1º de nov.). Pero el mismo Profeta canta sobre esas ruinas el advenimiento del Mesías, el cual habrá de restaurar todas las cosas: “El Señor ha redimido a su pueblo y le ha libertado; y vendrán y saltarán de júbilo en el monte Sión y se alegrarán con los bienes del Señor” (Resp. 1º, Lun. 2º sem.). Además, Jeremías fue una figura de las más expresivas de Jesús paciente, y grande su prestigio de santidad. Uno de los cautivos de Babilonia fue el sacerdote EZEQUIEL. Había éste vaticinado el cautiverio de su pueblo de Israel, cuando dijo: “Ahora el fin viene sobre ti (Jerusalén), y enviaré mi furor contra ti, y te juzgaré según tus caminos, y no tendré conmiseración de ti” (1ª lec., Miérc. 2ª sem.). Ezequiel tiene páginas en extremo consoladoras, en que nos habla de la bondad divina para con el pecador, y cómo no quiere sino “que el impío salga de su mal camino, y que viva”. Entre las muchas y muy misteriosas visiones y profecías con que fue favorecido del cielo, tuvo Ezequiel una en que el Señor le mostró sobre un alto monte el Templo futuro, indicándole el culto perfecto que de su pueblo esperaba el día que Él lo volviese a plantar en las colinas eternas de Sión (1ª lec., Viern. 2ª sem.). -DANIEL que estuvo también cautivo en Babilonia, fue gran privado del rey Nabucodonosor, haciéndose querer y distinguiéndose por sus grandes prendas y por su apego a la santa Ley de Dios, pues, a trueque de guardarla, no temió perder la privanza regia, ni bajar al foso de los leones. Dios los amansaría; y Dios los amansó y nada le hicieron. “Varón de grandes deseos”, el Señor le favoreció siempre y dióle la gracia de interpretar los sueños. Él descifró el enigma del sueño de Nabucodonosor, en que vio una piedrecita rodada del monte derribar la estatua magna hecha de oro, de plata, de hierro y de barro. Esa piedrecita era figura de Cristo, el cual, en la humildad de su carne mortal, derrumbó al mundo y al demonio con todo su poderío, a esos colosos de mucha apariencia y de poca consistencia representados en la estatua misteriosa (Lun. 3ª sem.). También acabó con el ídolo Dagón, o sea, que dio al traste con el demonio y con todo su imperio, anunciando de un modo certero la próxima venida de Cristo Rey, fijando el número de semanas de años que faltaban hasta su venida. La profecía de Oseas se lee también en estos días (4ª sem. de nov.). Oseas anunció asimismo la ruina del reino de Israel y la vocación de los gentiles a la religión verdadera, de ese pueblo antes maldito pero a quien se dirá algún día : “ Vosotros sois los hijos del Dios vivo” (Noct. 1°, 4ª sem.). También afirma el santo profeta que los mismos judíos carnales al fin creerán en el único Dios verdadero, en Cristo, reconociendo al que es piedra angular, que vino a derrumbar la valla de separación que dividía al pueblo judío del gentil; pues todos, por la gracia de Cristo, podrán ser hijos de Abrahán según el espíritu, y compartir sus promesas. (S. Agustin). Afirma también Oseas que “los hijos de Israel se quedarán durante largos días sin rey y sin príncipe, sin sacrificio y sin altares, sin sacerdocio y sin profecías”. Y ¿quién no ve todo esto cumplido al pie de la letra? (3º Noct.. 4ª sem.). Oseas tuvo asimismo atisbos certeros de la resurrección futura, cuando dijo: “Venid y volvamos al Señor, porque Él que nos tomó, nos sanará; Él que nos hirió nos curará. Nos vivificará después de dos días, en el día tercero nos resucitará y viviremos junto a Él”. Esto, en parte, ya se ha verificado al resucitar Cristo nuestra Cabeza; pero se realizará más cumplidamente en el día de la resurrección general de los cuerpos, al fin de los tiempos, representados en estos postreros días del ciclo litúrgico. Veamos ahora de explicar la misa de hoy a la luz de las enseñanzas anteriores. Que los gentiles serán llamados al reino de Dios y curados antes que los mismos judíos, nos lo dice el Evangelio en que vemos al Señor sanando antes a la hemorroísa gentil que a la hija de Jairo. Jesús pasó a los gentiles cuando se vio desechado por los judíos, haciéndose con ello indignos de la vida eterna. Todo en Ahora en el destierro, los pueblos han clamado al Señor pidiéndole les oiga (Alel., Ant. del Ofertorio) y como “la redención de Dios es copiosa, Él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades”. Todos estamos interesados en esta magna obra de nuestra salud, que de continuo se opera universal y privadamente. Pidamos a Dios con El párroco celebra hoy la misa por sus feligreses. |
Antiphona
ad Introitum. Jer. 29, 11, 12 et 14. Dicit Dóminus: Ego cógito cogitatiónes pacis, et non
afflictiónis: invocábitis me, et ego exáudiam vos: et redúcam captivitátem
vestram de cunctis locis. Ps.
84, 2. Benedixísti, Dómine, terram tuam: avertísti
captivitátem Jacob. V. Glória Patri.
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Antífona de
Entrada.
Dice
el señor: Yo abrigo pensamientos de paz, y no de cólera; me
invocaréis, y Yo os oiré; y haré volver a vuestros cautivos de todos los
lugares. Ps.
Has bendecido, Señor, a tu tierra; has terminado con la cautividad de Jacob. V. Gloria al Padre.
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Oratio
Absólve, quaésumus,
Dómine, tuórum delícta populórum: ut a peccatórum néxibus, quae pro nostra
fragilitáte contráximus, tua benignitáte liberémur. Per Dóminum. |
Oración
Rogámoste, Señor, absuelvas a tu pueblo de sus
delitos; para que seamos libres, por tu bondad, de los lazos de los pecados,
que nuestra flaqueza nos ha hecho cometer. Por nuestro Señor Jesucristo.
R. Amén. |
Epístola
San Pablo llora la muerte de los hombres sensuales, cuyo dios parecen ser los placeres del cuerpo y cuyo paradero será la corrupción y el infierno; y, en cambio, exhorta a vivir celestialmente, para resucitar un día gloriosos con Cristo.
Léctio Epístolae beáti Pauli
Apóstoli ad Philippénses.
Philipp. 5, 17-21; 4,
1-3.
Fratres: Imitatóres mei estóte, et obsérvate eos qui ita
ámbulant, sicut habétis formam nostram. Multi enim ámbulant, quos saepe
dicébam vobis (nunc autem et flens dico) inimícos crucis Christi: quorum
finis intéritus: quorum Deus venter est: et gloria in confusióne ipsórum, qui
terrena sápiunt. Nostra autem conversátio in caelis est: unde étiam
Salvatórem exspectámus, Dóminum nostrum Jesum Christum, qui reformábit corpus
humilitátis nostrae, configurátum córpori claritátis suae, secúndum
operatiónem, qua étiam possit subjícere sibi ómnia. Itaque, fratres mei
caríssimi, et desideratíssimi, gáudium meum et corona mea: sic state in
Dómino, caríssimi. Evódiam rogo et Sýntychen déprecor idípsum sápere in
Dómino. Etiam rogo et te, germáne compar, ádjuva illas, quae mecum
laboravérunt in Evangélio cum Cleménte et céteris adjutóribus meis, quorum
nómina sunt in libro vitae. |
Lección de
Hermanos: Sed imitadores míos, y mirad a los
que andan según el modelo que tenéis mí. Porque hay muchos, de quienes otras
veces os he hablado (y ahora lo repito llorando), que son enemigos de la cruz
de Cristo: cuyo fin es la muerte, cuyo dios es el vientre; y ponen su gloria
precisamente en lo que les debía servir de confusión; que gustan sólo de las
cosas terrenas. Mas, nuestra morada está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, Nuestro Señor Jesucristo, el cual reformará nuestro
flaco cuerpo para hacerlo conforme a su cuerpo glorioso, con el poder con que
tiene sujetas a sí todas las cosas. Por tanto, carísimos y amadísimos
hermanos míos, gozo mío y corona mía: estad así firmes en el Señor,
carísimos. Ruego a Evodia y suplico a Síntica(1) que sientan lo mismo en el
Señor, y también te ruego a ti, fiel compañero, que asistas a aquellos que
trabajaron conmigo en favor del Evangelio con Clemente(2) y los demás que nos ayudaron, cuyos nombres están
en el libro de la vida.
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Graduale. Ps. 43, 8-9. Liberásti nos, Dómine, ex affligéntibus nos: et eos, qui
nos odérunt, confudísti. V. In Deo laudábimur tota die, et in nómine tuo
confitébimur in saécula.
Allelúja, allelúja. V. Ps. 129,
1-2. De
profúndis clamávi ad te, Dómine: Dómine, exáudi oratiónem meam. Allelúja.
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Gradual. Señor, Tú nos
has librado de aquellos que nos afligían, y has confundido a los que nos
aborrecían. V. En Dios nos gloriaremos todo el
día y en tu nombre te alabaremos en los siglos.
Aleluya, aleluya. V. Desde el
abismo clamé a Ti, Señor; Señor, escucha mi oración. Aleluya.
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Evangelio
Dios premia la fe de una humilde mujer y de un personaje público con sendos milagros, para alentar la nuestra y demostrarnos que Él no hace acepción de personas, sino que sólo mira nuestras disposiciones.
U Sequéntia sancti Evangélii secúndum
Matthaéum.
Mt. 9, 18-26
In
illo témpore: Loquénte Jesu ad turbas, ecce princeps unus accéssit
et adorábat eum, dicens: Dómine, filia mea modo defúncta est: sed veni,
impóne manum tuam super eam, et vivet. Et surgens Jesus
sequebátur eum et discípuli eius. Et ecce múlier, quae sánguinis fluxum
patiebátur duódecim annis, accéssit retro et tétigit fímbriam vestiménti
ejus. Dicébat enim intra se: Si tetígero tantum
vestiméntum ejus, salva ero. At Jesus convérsus et videns
eam, dixit: Confíde, filia, fides tua te salvam fecit. Et salva facta est
múlier ex illa hora. Et cum venísset Jesus in domum príncipis, et
vidísset tibícines et turbam tumultuántem, dicébat: Recédite: non est enim
mórtua puélla, sed dormit. Et deridébant eum. Et cum ejécta esset
turba, intrávit et ténuit manum ejus. Et surréxit puélla.
Et éxiit fama haec in univérsam terram illam.Credo. |
U Continuación
del Santo Evangelio según San Mateo.
En aquel tiempo: Mientras
hablaba Jesús a las turbas, llegóse a Él un príncipe, y lo adoró diciendo:
Señor, acaba ahora morir mi hija; pero ven, pon tu mano sobre ella, y
vivirá. Levantóse Jesús y le fue siguiendo, acompañado de sus discípulos. Al
mismo tiempo una mujer, que padecía doce años flujo de sangre, llegándose por
detrás, tocó la orla de su vestido. Porque se decía: Si logro tocar tan sólo
su vestido, quedaré sana. Volviéndose Jesús, y mirándola dijo: Ten confianza,
hija, tu fe te ha salvado. Y quedó sana la mujer desde aquella hora. Cuando
llegó Jesús a la casa de aquel príncipe, y vio a los tañedores de flautas y
la multitud alborotada, dijo: Retiraos; pues la muchacha no está muerta, sino
que duerme(3). Y se
burlaban de Él. Expulsada la turba(4), entró Jesús
y tomó a la joven por la mano, levantándose ésta al instante. Y la fama de
este milagro corrió por toda aquella tierra.
Credo. |
Antiphona ad Offertorium. Ps. 129, 1-2. De profúndis clamávi ad te, Dómine: Dómine,
exáudi oratiónem meam: de profúndis clamávi ad te, Dómine.
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Antífona
del Ofertorio.
Desde el abismo clamé a Ti, Señor;
Señor, oye mi oración; desde el abismo clamé a Ti, Señor.
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Secreta
Pro nostrae servitútis augménto
sacrifícium tibí, Dómine, laudis offérimus: ut, quod imméritis contulísti,
propítius exsequáris. Per
Dóminum.
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Secreta
Afirmando una vez más nuestra servidumbre, te
ofrecemos, Señor, este Sacrificio de alabanza; para que sigas dándonos
propicio lo que sin merecerlo nos concediste. Por nuestro Señor Jesucristo.
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Prefacio de la Santísima Trinidad
Vere dignum et justum est,
aequum et
salutáre, nos tibi
semper et ubíque grátias ágere:
Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: Qui cum
unigénito Fílio tuo et Spíritu Sancto unus es Deus, unus es Dóminus: non in
uníus singularitáte persónae, sed in uníus Trinitáte substántiae. Quod enim de tua glória, revelánte te, crédimus, hoc
de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto sine differéntia discretiónis sentímus.
Ut in confessióne verae sempiternaéque Deitátis, et in persónis propríetas,
et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur aequálitas. Quam laudant Ángeli atque Archángeli, Chérubim quoque
ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:
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Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos
gracias siempre y en todo lugar: Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y
eterno. Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios,
eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en
Santo, Santo, Santo, etc.
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Antiphona ad Communionem. Marc. 11, 24. Amen dico vobis, quidquid
orántes pétitis, crédite quia accipiétis, et fiet vobis.
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Antífona
de Comunión.
En verdad os digo que todo lo que pidiereis en la oración, creed que
lo recibiréis, y os sucederá conforme a vuestro deseo.
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Postcommunio
Quaésumus, omnípotens Deus: ut, quos divína
tríbuis participatióne gaudére, humánis non sinas subjacére perículis. Per Dóminum.
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Postcomunión
Rogámoste, oh Dios omnipotente, no permitas estén
sujetos a los peligros humanos aquellos a quienes concedes participar de los
divinos misterios. Por nuestro Señor Jesucristo.
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·
(1) Probablemente estos dos personajes
eran dos Diaconisas que habían colaborado con San Pablo y que ahora no se
entendían bien entre ellas.
·
(2) Este Clemente
es el sucesor de San Pedro en la sede papal de Roma, después de Lino y San
Cleto.
·
(3) En realidad, la niña estaba muerta; pero
Jesús les quería significar que su muerte iba a durar menos que un sueño, por
virtud de su omnipotencia. Y así también, comparada con la eternidad, la
muerte de los hombres es un sueño fugaz, del que Jesucristo, Dios de vivos y
muertos, nos despertará el día de la resurrección universal.
·
(4) En la soledad y en el silencio es donde
Dios obra sus mayores milagros. La gente y el alboroto del mundo estorban.
NOTA: Como la fiesta de
Pascua, sujeta a cambios lunares, es movible, pudiendo caer entre el 22 de
Marzo y el 25 de Abril, sucede que, cuando viene pronto, el Tiempo después de
Pentecostés tiene a lo menos 23 semanas, y cuando viene tarde, a lo más 28
con otros tantos Domingos. Por tanto, cuando hay mas de 24 Domingos después
de Pentecostés, como no hay misas mas que para 24, se toman después del 23° (por
lo que respecta a las Oraciones, Epístola y Evangelio) las misas de los
Domingos que se hubieron de suprimir después de Epifanía, según el orden
siguiente:
a) si
hay 25 domingos, en el 24° se dice
b) si hay
26 Domingos, en el 24° se dice
c) si
hay 27 Domingos, en el 24° se dice
d) si
hay 28 Domingos, en el 24° se dice
En el
último lugar se pone, sin embargo, siempre el que en el orden corresponde al
24° después de Pentecostés, omitidos, si fuere necesario, los demás Domingos
que no pueden tener lugar.
En todos estos casos, es decir, cuando las Misas de los Domingos 3°,
4°,5° y 6° después de Epifanía se celebran en el Tiempo después de
Pentecostés,
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