viernes, 3 de febrero de 2017

Miércoles de Cenizas: Bendición de las Cenizas




Miércoles de Cenizas
Bendición de las Cenizas
Rito Simple



I.- Preparativos:
1)      En el Altar: Frontal morado (si lo hay), seis candeleros con velas de cera blanca, la cruz, el Misal sobre el atril; entre el Misal y el ángulo de la Epístola, una bandeja de plata (o de otra materia preciosa), cubierta con velo morado, con la ceniza seca y cernida.
2)      En la Credencia: Lo necesario para la Misa (cantada o rezada). Además, Acetre con agua bendita e Hisopo, bandeja con jabón, jarra de agua, palangana y toalla.
3)      En el asiento: La casulla y el manípulo de color morado.
4)      En la Sacristía: Los ornamentos del Celebrante (Amito, Alba, Cíngulo, estola y pluvial morado), Sobrepellices para los Acólitos, el Turíbulo  con fuego y la Naveta.

II.- Bendición:
1)      Preparado todo y revestidos el Celebrante y los Acólitos, hacen reverencia a la Cruz o imagen principal de la Sacristía y se dirigen al Altar en éste orden: Precede el Turiferario con el Turíbulo fumigante, sigue el Ceremoniario con las manos juntas y por último el Celebrante con las manos juntas en medio de los dos Acólitos que le alzan las fimbrias del Pluvial (si no se usa Pluvial el Celebrante irá detrás de los Acs. 1 y 2). Llegado al Altar el Turiferario hace genuflexión y se retira al lado de la Credencia donde permanece de pie. El Ceremoniario al llegar al Altar se retira un poco al lado de la Epístola. Cuando llegan el Celebrante y los Acólitos, hacen todos la debida reverencia al Altar y suben a la tarima elevando los Acólitos las fimbrias del Pluvial. El Celebrante besa el Altar en el medio y, acompañado de los Acólitos, va al Misal, donde quedan a su lado (un poco atrás) con las manos juntas el Ac.1 a su derecha y el Ac. 2 a su izquierda en tanto que el Ceremoniario descubre las cenizas y luego se coloca a la derecha del Celebrante y le asiste con el libro.
2)      Ya ante el Misal, SIN SANTIGUARSE y con las manos juntas, reza la Antífona “Exáudi” con su salmo alternando con los Acólitos (o sólo y en voz baja si hay cantores); después sin volverse al pueblo reza (o canta en tono ferial) “Dóminus Vobíscun” y las cuatro oraciones, en la primera y segunda de las cuales hace la señal de la Cruz con la derecha hacia las cenizas, teniendo la izquierda extendida sobre el Altar, mientras el Ac. 1 le eleva la fimbria del Pluvial. Terminada la tercera oración el Ac. 2 va a la Credencia a buscar el Acetre, se coloca a la izquierda del Turiferario y ambos suben al Altar. El Turiferario entrega la naveta al Ceremoniario y éste dice al Celebrante “Bendícite, Pater Reverende” y, con los debidos ósculos, entrega la cucharita. El Celebrante impone y bendice el incienso como de costumbre, el Ceremoniario recibe la cucharita con los debidos ósculos y junto con la naveta la devuelve al Turiferario. El Ac. 1 permanece a la derecha del Celebrante elevándole la fimbria del pluvial. El Ac. 2 le entrega al Ceremoniario el hisopo y éste, con los debidos ósculos, lo pasa al Celebrante que asperja tres veces la ceniza (en el medio, a la izquierda y a la derecha) diciendo entre tanto “Asperges me, Domine…” sin el salmo. Después devuelve el hisopo al Ceremoniario que recibe (siempre con los debidos ósculos) y lo entrega al Ac. 2. El Turiferario entrega el incensario al Ceremoniario quien, con los ósculos rituales, lo entrega al Celebrante quien inciensa con tres golpes simples la ceniza (como en la aspersión), después de lo cual entrega el turíbulo al Ceremoniario, que lo recibe con los debidos ósculos y lo entrega al Turiferario. Éste y el Ac. 2 dejan el acetre y el turíbulo en la credencia. El Ceremoniario pone la bandeja con las cenizas en el medio del Altar.
3)      Concluida la bendición y antes de la imposición, el celebrante puede hacer una breve instrucción sobre el significado de la ceremonia (Mem. Rit., Tit. II, C. 2, §1, N° 15). Los Acólitos escuchan sentados en sus puestos como durante la homilía.


III.- Imposición:
1)      Terminada la instrucción (si la hubo), el Celebrante y los Acs. 1 y 2 van al medio del Altar con las manos juntas, hacen inclinación profunda de cabeza hacia la Cruz y se vuelven de cara al pueblo. Los Acs. 1 y 2 cambian de lugar, delante del Celebrante, quedando el Ac. 1 a la derecha del Celebrante y el Ac. 2 a la izquierda quienes elevan las fimbrias del pluvial. El Ceremoniario entrega la bandeja al Ac. 2 y avisa al sacerdote mas digno del clero, que se acerca al Altar (con sobrepelliz, pero sin estola), hace la debida reverencia en el plano, sube a la grada superior, toma con el pulgar y el índice un poco de ceniza y la esparce en forma de cruz sobre la cabeza del Celebrante diciendo: “Memento homo…”, etc. El Celebrante recibe la ceniza de pie sobre la tarima, de cara al pueblo, con la cabeza inclinada y las manos juntas. Impuesta la ceniza al Celebrante los cantores comienzan al Antífona “Immutemur habitu”, etc.

Si no hay otro sacerdote: El Celebrante, de cara al Altar e inclinado en el medio, se impone a sí mismo la ceniza sin decir nada.
Si no hay cantores: El Celebrante va al misal y, teniendo a sus lados a los Acs. 1 y 2 y al Ceremoniario asistiéndole al libro, reza con ellos las Antífonas “Immutemur habitu” y siguientes, concluidas las cuales vuelve al medio.

2)      Hecha la inclinación a la Cruz, se vuelven de cara al pueblo y el Celebrante (teniendo a su derecha al Ac. 1 y a su izquierda al Ac. 2) comienza la imposición empezando con los mas dignos del clero y terminando con los Acólitos. Todos se acercan de dos en dos (si fuesen número impar, los últimos de cada orden irían de a tres) y hacen la debida reverencia al Altar en el plano. Todos reciben la ceniza de rodillas sobre el borde de la tarima y, previa reverencia al Altar, vuelven a su sitio (igual que se hace para la comunión).
Terminada la imposición al clero y a los Acólitos, el Celebrante y los Acs. 1 y 2 bajan al comulgatorio y allí impone las cenizas a los fieles comenzando por el lado de la Epístola. El Ceremoniario y el Turiferario permanecen de rodillas cerca de la credencia.
Concluida la imposición a los fieles, el Celebrante acompañado de los Acólitos, previa la debida reverencia al Altar, se dirige a la credencia, donde se lava las manos, sirviéndole el Ac. 2 el agua y el Ac. 1 el jabón y la toalla. Después por la vía mas corta, van los cuatro al Misal (donde se colocan como al principio) y con las manos juntas canta (o lee) “Dominus Vobiscum…”, “Oremus…” y la Oración “Concede”. Al fin de la cual, previa inclinación profunda a la Cruz, sin ir al medio, bajan al asiento, donde, ayudado por los Acólitos, el Celebrante deja el pluvial y toma el manípulo y la casulla. Entre tanto el Ac. 2 lleva a la Sacristía el pluvial.

IV.- Misa:
1)      Revestido el Celebrante vuelve al Altar con el Ceremoniario por la vía mas larga, hacen la debida reverencia y, omitidas las oraciones al pie del Altar, sube y lo besa en el medio. Todo lo demás se hace como en las Misas Cantadas (o rezadas).



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Bibliografía:
1        1)  Martínez de Antoñana, Gregorio: Manual de Liturgia Sagrada, Décima edición, Editorial Coculsa, Madrid, 1957.
2         2)  Memoriale Rituum, Editio I post Typicam, 1950: Titulus II.

3         3)  Missale Romanum, Editio Typica anni1962.